Ethydy.
Ella, niña hermosa, jamas pensé en eso...
Tu cabello de flama, tus ojos encendidos...
Jamas creí que...
Tus pensamientos eran misteriosos como la niebla que jamas toca el horizonte, Tu figura de humanidad no es mas que poesía fina y delicada, no odia descifrar tu mirada, solo divagaba a tu gesto, y aun, mientras tanto, observo...
Hoy ocurrió, una catana como rayo de plata penetro mi corazón, tu la empuñabas, tu atravesaste mi corazón y tocaste mi alma...
La luna expectante miraba la brisa mover tus flamas sedosas en la oscuridad, siempre logre admirar a la luna, verla tierna, fríamente luminosa, cálidamente desierta, apagadamente hermosa, firmemente existente en la niebla; simpleza, belleza, fuerza y alma juntos en equilibrio casi fuera de lo terrenal...
Niña hermosa, jamas pensé que lo diría: eres el amor que siempre espere!
simplemente la luna vuelta mujer, las estrellas vueltas viento entre tus finas formas de existencia...
Hoy solo quiero verte serca de mi... quiero solamente entrar al mítico nivel del pasto verde, tumbado ya en él, solo ver en apagado sol de las 6 en todo el parque, y sentir solo el pasto, la suavemente fresca brisa y tu acostada en mi regazo... simplemente hablándonos o viendo al infinito y a nosotros mutuamente...
Tierno amanecer.
Tiempo de espera, se acaba la añoranza, se acaban los sueños.
¿Tiene el suelo las marcas de su porvenir?
No, no las tiene, solo las espera, pues solo puede esperar.
En mi habitación, solo en la cama,
tumbado como enajenado del eterno dormir,
solo observo a la brisa mover al roble, escucho el aire entre sus ramas.
No puedo apartar la vista del rayo de sol que atraviesa mi ventana levantada,
rayo cálido, suave, tenuemente delicioso.
Y termina la noche al abrir mis ojos al mundo,
y todo vuelve a ser negro dentro, y luz fuera.