Contacto

Como curiosidad diré que alguien me pidió en la madrugada un cuento para antes de irse a dormir y escribí esto con el teclado de mi teléfono celular. Presumiré que después de felicitarme quedó completamente dormida, el efecto que tienen los verdaderos y exitosos cuentos para antes de dormir. Ocurrió en apenas un poco mas de una hora.

1.-Niñez
2.-Cavilar
3.-Lunes
4.-Ver llover
5.-Calle
6.-Visita
7.-Furtivo
8.-Contacto

Carla era una chica joven, en 17 años de edad había crecido saludable y amable con ciertos gustos que podían alejarla aveces de lo popular. Carlita escribía desde los 6 cuentos donde los actores solo se divertían, duendes, elfos y ninfas soñaban y jugaban a crear.

Antonio era mayor, siempre rodeado de semejantes con que mantenía buenas relaciones. Anton era un pensador, siempre podía encontrar un momento y un tema para hurgar y relacionar ideas. Aun con su mente tan trabajada, Anton temía como todos. Soñaba que caía mucho, muchísimo y al terminar de caer ya su cuerpo no era el mismo.

Carlita encontró gente interesante, actores. Sus cuentitos serán transformados en obras de teatro. Eso la lleno de ánimos y la estrella que miraba cada noche la lleno de inspiración. Durante 40 noches escribía y recitaba las lineas que creaba. 39 noches faltaban para su cumpleaños 18.

Anton estaba intrigado por sus sueños, sus amistades le reconfortaban, pero el sentir de Anton era algo de lo que sus admirables amigos no podían hacer mucho. Sin embargo, decidió hacer una fiesta para todos ellos en agradecimiento de ese y tantos momentos de amistad.

El día 35 la mente de Carlita comenzó a vaporizar. Muchas ideas, muchos argumentos, muchos detalles y ningún final. Su historia avanzo desde cuento a mucho, muchísimo mas. Mirar esa estrella toda la noche lograba su tranquilidad e inspiración. La noche 38 la estrella brillo mucho mas y ella escribió mucho mas.

En realidad, Anton se estaba despidiendo. La fiesta era para eso. Las lagrimas no fueron de amargura, pues no perderían el contacto, pero la distancia era mucha. Pensaba que si ha de morir no seria sin intentar aquello de superar la angustia que le provocaba aquel sueño.

Carla se preparo una noche mas para escribir. Esta vez, la 39, aquella estrella que le llenaba la mente y el alma no se vio. Las estrellas todas parecían tenues y la luna marrón. Aquella noche, un llamado a la puerta la alejo de la ventana.

Un hombre descalzado y con ropa muy ligera, parado sobre las primeras nieves de la temporada era quien llamaba, con una expresión de temor enorme que casi cubría por completo un grito de jubilo y sonrisa enormes. Miraba a los pies de Carla, alrededor y de nuevo a ella al rostro.

-Si?
-Mi... nombre es Antonio
Carla abrió muchísimo los ojos y mientras saltaba a colgarse de su cuello, dijo repetidas veces entre lagrimas pequeñas.
-Bajaste!
Cada ves menos como berrinche y mas con asombro hasta convertirse en una tierna voz al oído.

Lo beso. Se besaron. La mente de Carla se quedo en blanco. Lo tomo de la mano aun con ojos acuosos, cerraron la puerta de entrada y lo refugio en la única cama de la casa para hacerlo entrar en calor. Ella fue a preparar algo caliente de beber. Él, colchas encima, se aproximo a la ventana donde Carla escribía, saludó con la mano al cielo nocturno que se ilumino poco a poco, tanto como puede la noche hacerlo.

Las emociones los dejaron perdidamente dormidos en aquella amplia cama, toda la noche. El día siguiente hicieron cosas comunes con un sentimiento en común y eso lo cambia todo. Esa noche Carla hizo muchísimas paginas. Termino.